Con el fin de hacer de nuestro fútbol un juego ejemplar, el CDE Fontanar ha hecho circular en los partidos disputados en nuestra localidad, una serie de cartas concienciadoras entre todos los aficionados, para hacer de la grada y en consecuencia del terreno de juego, un lugar más apacible a la par que competitivo donde disfrutar de este deporte como se merece.
A continuación y para todos aquellos aficionados, seguidores, etc que desconoceís esta iniciativa, os adjuntamos una copia de la misma, que además permanece colgada en formato DNA3 a la entrada de nuestra pista por cortesía de nuestro colaborador COPAE, a quien desde aquí agradecemos además su labor en los carteles semanales.
MAMÁ, PAPÁ, ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?
No sé cómo decírtelo.
Seguramente crees que lo haces por mi bien, pero no puedo evitar sentirme raro,
molesto, mal. Me regalaste el balón cuando apenas empezaba a andar. Aún no iba
a la escuela cuando me apuntaste al equipo. Me gusta entrenar durante la
semana, bromear con los compañeros y jugar el sábado, como lo hacen los equipos
grandes. Pero cuando vas a los partidos... no sé. Ya no es como antes. Ahora no
me das una palmada cuando termina el partido, ni me invitas a un bocata. Vas a
la grada pensando que todos son enemigos. Insultas a los árbitros, a los
entrenadores, a los jugadores, a otros padres... ¿Por qué has cambiado?
Creo que sufres y no lo
entiendo. Me repites que soy el mejor, que los demás no valen nada a mi lado,
que quien diga lo contrario se equivoca, que sólo vale ganar. Ese entrenador
del que dices que es un inepto, es mi amigo, el que me enseñó a divertirme
jugando. El chaval que el otro día salió en mi puesto... ¿Te acuerdas? Sí,
hombre, aquel que estuviste toda la tarde criticando porque "no sirve ni
para llevarme la bolsa", como tú dices. Ese chico va a mi clase. Cuando le
vi el lunes, me dio vergüenza.
No quiero decepcionarte.
A veces pienso que no tengo suficiente calidad, que no llegaré a ser
profesional y a ganar cientos de millones, como tú quieres. Me agobias. Hasta
he llegado a pensar en dejarlo, pero, ¡me gusta tanto!...
Papá, mamá, por favor, no me obligues a decirte que no quiero que vengas
a verme jugar.
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